Al actor Luis Guzmán, protagonista de las series Oz y Narcos, en The Rich Eisen Show, confesó que en bastantes ocasiones le confunden con Rick Avilés, el intérprete que dio vida a Willie López, encargado de asesinar a Patrick Swayze en Ghost (1990). Este actor falleció cinco años después del estreno del filme a consecuencia del Sida debido a su adicción a la heroína.
El también portorriqueño fue el segundo de los tres hijos de un matrimonio de clase humilde que vivía en Manhattan. Nacido en 1952, Richard Anthony Avilés no tardó en meterse en problemas por la gran cantidad de bandas callejeras que había en las calles de Nueva York, especialmente en el área de Hell's Kitchen, que hoy es uno de los barrios más demandados de la Gran Manzana. Poco a poco fue encarrilando su vida hasta convertirse en artista callejero cómico en el circuito de clubes nocturnos del Greenwich Village de Nueva York.
Además, sus monólogos en Central Park o Washington Square eran tan buenos que a menudo ganaba 200 dólares diarios pasando el sombrero. Consciente de que servía para entretener a la gente dejó su trabajo como vendedor para perfeccionar su estilo en la comedia. Tenía una gran facilidad para incorporar diferentes acentos a sus sketches que en la mayoría de ocasiones se basaban en imitaciones, interpretaba diferentes personajes y observaba a la gente en su día a día.
En 1981 consiguió su primer papel importante en Los locos del Cannonball (1981) pero, sin duda, Ghost le marcó para siempre. En una entrevista para Los Angeles Times declaró "no puedo creer que me hayan dado el papel de asesino. ¡Pero si soy un comediante!" y tras leer el guion manifestó: "¿Quieres decir que voy a matar a Patrick Swayze y abofetear a Demi Moore? Déjame ver eso". El mismo año del estreno de Ghost también participó en otro taquillazo, El padrino III.
De ascendencia portorriqueña por parte de padre y venezolana por el lado materno, los que le conocieron íntimamente aseguran que era un tipo realmente divertido con un sentido del humor fuera de lo común. De ahí que pronto se abriera camino en el mundo del espectáculo.
Su vida sentimental fue un desastre. Debido a su adicción le fue prácticamente imposible encontrar una pareja estable que le ayudara a dejar aquel submundo. En el escenario solía bromear con que había experimentado con las drogas en un par de ocasiones. Sin embargo, su realidad fue muy distinta.
La fama adquirida por ciertos papeles que, aunque muy breves, han sido recordados por el público -véase el de Willie López en Ghost- no fue de gran ayuda para enderezar su vida. Falleció sin tener descendencia.
